15 de enero de 2009

Palabras sucias


Suponemos, para nuestro alivio interno, que todos contamos con un lado oscuro; uno que, en el mejor de los casos, pocos conocen...

La palabra placer toma tantos rumbos en la mente humana, que es casi imposible englobar todos sus posibles significados, tendencias, satisfactores y escapes. En un estado sublime emocional, necesitamos de algún motor turbio para sentir esa culpa inocente de saber que lo que se hace no es algo de lo que podamos hablar a viva voz.

Quedar en un simple acto individual, pierde toda validez para cumplir una penitencia autoadquirida. Es como querer establecer los límites entre infidelidad y libertinaje, es algo tan relativo y complicado, que terminas pensando que entre placer y culpa debe haber una reciprocidad.

Las reglas del juego son algo completamente desvirtuado, aun en un acuerdo pactado con anterioridad, alguien termina rompiendo las reglas, invariablemente. Entonces las palabras toman otro rumbo, otra filosofía, otra intención...

Justo en estos momentos, he detectado que he creado una adicción, una sutil adicción con una persona en especial (este caso aplique a muchos quizás), existe esa reciprocidad de respuesta (de mucho placer y extinta culpa) que sólo obtienes con contadas mentes, porque es básicamente un juego mental el que practicamos cínicamente.

Podría pensarse (o yo pensaba) que el juego del poder era básico para elevar la líbido; en este juego, el poder no es problema, no es tema de discusión, si lo quiero lo tengo, si no, no tiene la menor importancia.

El punto está que entre las palabras y frases 'sucias' que pocas veces solemos aceptar en un entorno íntimo, cerrado, a tientas; se vuelven un detonante erótico aún sin utilizarlas. Las miradas se posicionan de la palabra, la actitud de los personajes y los gemidos de los hilos conductores.

Eso suena bien, si la práctica es física... pero, ¿A través de una cámara, descripciones escritas, fotos vía mensaje por celular?

¿Esto facilita compartir fantasías? En este punto, yo quiero tener mis fantasías con él (y él sabe cuales son ampliamente) y en este justo momento, le estoy narrando una más... una que ya me elevó la temperatura y excita mi imaginación.

Pero eso es entre nosotros. Otros, quieren traspasar los límites que por maldad del destino se les imponen; la pregunta es si la pasión logra traspasarlos, ese temor a idealizar y terminar defraudado... al carajo! Placer es placer.

Las palabras sucias se transgiversan ante: putas, cojones, penes, perras, lo de menos es aplicarlas porque ante: amor, quiero, corazón, deseo, por favor... no se sabe en qué momento se perdió el control (pero yo no tengo ese problema... aún).

Sin embargo, las distancias son inexistentes, los tiempos relativos, las imágenes vívidas y las verdades a medias (TODOS solemos promocionar nuestro lado mejorcito y medio decente), así que estando en México, Jordania, París o Timbuctú, lo de menos es aplicar palabras sucias... ¿A cuáles perdón?

Y si, sólo espero a que se conecte para echar a volar mi imaginación, él lo hace con el mismo pretexto (aunque siempre, invariablemente, este ocupado con su trabajo y ése es otro ingrediente excitante para mí); aún nuestro soundtrack es sobre: Los Calientes...

Para algunos pasó a: Iris...

Otros, se fueron al carajo y terminó en: Puta desagradecida.

2 buzón de quejas:

Anónimo dijo...

que paso mi reina, buen relato, tan atinado y certero, que da miedo, cuidate, te mando besitos

Malayerba Dárgelos dijo...

nada más que la realidad, mi reina maldita adorada...

así que si por ahí surgen sus pedidos, ya saben a donde dirigirse

te recibo los besos y te mando otros más cochinos