4 de marzo de 2009

Un día cualquiera...


El fin de semana nos reunimos con la familia, fue una ocasión especial; hace tiempo que mi familia materna no se reúne con tanta alegría (en todas las familias se cuecen habas aparte). En lo personal, disfruto mucho de esas reuniones, una gran comida, plática y risas al por mayor, fogata que dejó huella... celebramos el día de la familia (sí, por momentos también caigo en los clichés), total, no tengo más que decirles que adoro a mi familia (materna -jejeje-).


Todo parecía estar saliendo bien, hasta que; camino de vuelta a la Ciudad de México (mi familia vive en provincia y adoro esas salidas celestiales), rumbo al entronque con la carretera federal, se fue formando una larga fila de carros, la velocidad topó al mínimo, pasamos al lado de una ambulancia, unas patrullas, gente a ambos lados de la carretera, un listón amarillo de precaución... partes de motocicleta, pedazos de ropa embarrados en el asfalto, vidrios rotos y en un momento, pudé cerrar los ojos, pero un impulso (quizás mi insana condición) miré mientras pasábamos lentamente y en el asfalto aún se encontraba masa cerebral expuesta, sangre manchando un atardecer tibio... un literal cielo malva.


Para haber sido el día de la familia, una de tantas no querrá saber nada de ese asunto.


Por favor, si van a manejar no tomen; si usarán moto, manejen con cuidado y usen casco...


Y disfruten a su familia.

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