23 de mayo de 2009

Peligro... y 3 letras.

"Perdí la cuenta de cuántos años dejé de verte... porque simplemente mi mente ya no registra la última vez, el tu y yo es algo extinto, algo nulo."

Hasta el momento, dentro de los posts me había reservado el derecho de intimar sobre mis historias, ésas que uno sabe que duelen; aunque pasen siglos, si uno las recuerda aunque sea por equivocación... siguen doliendo.

No había posteado, porque, les debo confesar que los últimos días han sido intensos para mí (y aplicarme la palabra intenso, ya es en sí... intenso), quería echarle la culpa a las hormonas, pero ese cuento ha perdido validez aún para mí y más, porque en el fondo, sabía que no me iba a tragar esa excusa barata y menos me la iban a creer.

De por sí, la depresión química es altamente propensa en mi persona, todavía le doy motivos para que me ataque por completo. Digo, no es llegar al punto del killermyself pero llega a ser tan incómodo, tan lascivo, en pocas palabras... mierdero, que es como querer tomar un red bull con vodka y un chorro de aguardiente y cuando lo tienes enfrente, te acuerdas que el estómago te estallará en pedacitos, vomitarás a lo grande y la cabeza explotará, te detienes y mejor optas por la coca con café.

Osea, te pendejeas, te autopsicoanalizas, te reclamas, te pones de víctima y aún así, al último instante joteas y terminas contándole tus penas a tu mejor amiguis, quien te pendejeará, te psicoanalizará, te reclamará (como si fuera tu mamá o abuelita en domingo de misa, cuando te revelas y le dices que ni madres vas a la iglesia), te joderá con que estás de víctima, te jotea y terminará comprendiéndote porque, en un arranque, se pondrá en tus zapatos.

Voy caminando por la calle (Reforma para ser exactos), les acaba de llover pero hasta quedar anonadados (así andaba de mo... mo... mojada por el aguacero), esperando un maldito pesero en el que pudiera treparme porque los que pasaban, iban atascados de oficinistas con traje (para mí, nada es tan deprimente como ver oficinistas en traje e ipod caminando como Juan Camaney, peinados ultra-dizque-fashion con aire de emos, según para verse ultra-dizque-modernos y dizque sexies); había ido a ver a unos amigos de mi ex trabajo, y claro, para hacer patente que soy ultra-dizque-rebelde, agarre mis pantalones de mezclilla, mi blusa-dizque-inocente con dizque-discreto-escote, mis tenis (para envidia de las chicas de la oficina que no pueden llevarlos por dizque-políticas de la empresa) y claro, mis rulos al viento, marcadísimos (o lo mejor que pude); bueno, andaba de un diva sensual con dizque-meneo-envidia-chuscas, que en pleno bailongo de caderas, media alberca olímpica me cayó encima.

Bueh! El aguacero que me cayó sirvió para que mis rulos escurrieran como rastas bobmarlescas, me diera frío y me topara, cual película-dizque-romántica con Alexis.

¿Quién diablos es Alexis?

Alexis es una de esas historias que duelen contar.

Teníamos 18 años cuando funestamente nos conocimos; cuando entré a la superior, recuerdo que durante el curso de inducción, me tocó un salón lleno de nerds, geeks y especímenes que en verdad, me daban miedo.

En uno de los descansos, salí a las escaleras, tratando de encontrar seres vertebrados más normales o cercanos a mi especie y (exacto! acertaron) en plena explanada con paso flojo y mirada fija, iba caminando Alexis, con un morral de lado, audífonos y lentes de sol...

Esa escuela fue un martirio para mí desde el principio, así que, por lo menos 12 horas al día me las pasaba ahí, entre tareas, investigaciones, regularizaciones y filas para apartar libros en la biblioteca (los cuales, estaban contadísimos, con fila de apartado al menos por 3 usuarios más, a veces en inglés muy técnico y otras en ediciones pasadas que ya no contenían la misma información)... y fue en una de esas filas donde me topé a Alexis.

-El Resnik, ¿verdad?
-¿Eh?
-Los de primero venimos por el Resnik- habré olvidado todo lo que ahí aprendí, pero olvidar el Resnik... jamás!
-Este... sí, creo
-Estás en el salón de Oswaldo, te he visto platicar con él en los recesos...
-(¿Quién chingaos es Oswaldo? Ah sí! el altote moreno, él que sí entiende a Sustaíta) Este... sí... me ayuda con algunas materias- momento! el tipo me ubica...
-Acabo de conseguir un ejemplar del Resnik con un cuate, si te late, lo compartimos- seguro que sí- mis amigos y yo, vamos a estudiar un rato a la salida- amigos, carajo!
-Seguro!- mientras daba la media vuelta y lo veía salir por la puerta de la biblioteca, quisé soltar un suspiro, el cual me tragué casi en el acto, cuando regresa corriendo...

-¿Cómo te llamas?- recuerdo que lo balbuceé o eso traté- Lindo nombre (y lo recortó a tres letras), Alexis, te veo luego...

Si realmente exisitiera un dios, en ese momento me hubiese dado un zape y me hubiese mandado a otro país; pero no, supondrán que nos caímos bien, empezamos a ser más cercanos y había química. En una tarde lluviosa tuvimos nuestro acercamiento en la biblioteca de la escuela, mientras peleábamos por estupideces; esos pretextos para crear la oportunidad de tener contacto-dizque-inofensivo...

Todo marchaba bien, pero el contacto quedaba corto, las horas no eran suficientes pero... a pesar de tener un montón de razones, dije no. Al principio, ese 'no' no cambió las cosas explícitamente; hasta que un día, en caliente dijo:

-Lo siento, pero al parecer mi ex esta embarazada y quiere tener al bebe
-¿Estando conmigo?
-Lo siento...
-Fue porque dije que no

Y me alejé, tanto como pude y me fue posible; meses después, me llegó un mail con una sola frase: "Es la decisión correcta, pero no la persona".

Fue cuando mis vicios salieron a la luz, menos lo que sentía y el coraje que eso me provocó; de ahí surgieron mis comportamientos erróneos, aunque quiera echarle la culpa a él, lo cierto es que esa sólo es mi responsabilidad.


En un momento, esa historia regresó de golpe a mi mente cuando al otro lado de la acera, entre la lluvia, gente, carros, una cara se figuraba familiar, muy familiar; el frío me heló los huesos, mi estómago y órganos experimentaron el efecto 'al vacío' y mis ojos se clavaron en esa persona, reconociendo al instante quién era y al mismo tiempo deseando que no lo fuera...

También recordé su gran defecto: memoria fotográfica.

Supongo que el semáforo que nos distanciaba se puso en rojo porque la gente avanzó hacia mí, en un tumulto a velocidad para plantarse bajo un árbol del camellón... él quedó justo enfrente de mí; tal vez lo pudé haber evitado pero mi mirada jamás se apartó de él, Alexis, extrañado me miró de reojo y me confirmó que su memoria seguía igual, ésas 3 letras salieron de nuevo de su boca, su voz sonaba tan madura, varonil y seguía siendo el mismo tipo abstraído con sus audífonos que yo recordaba.

-Estás tan linda!- me sonrió y tomó un mechón discretamente de mi cabello empapado

Tal vez fue sólo un minuto, no supe qué decir, me quedé pasmada, ida; su mirada era tan cálida que no quería perderme ni un sólo instante, un detalle siquiera...

-Te dejo, tengo algo de prisa y la lluvia no ayuda- me besó tiernamente en la mejilla, tomándome por la espalda y aspiré hondamente su aroma, la suavidad de su rostro aún hermoso- es una lástima esperar tantos años para unos instantes, ¿no crees?
-Quizás sólo lo que merecemos y necesitamos...

Ahora fue Alexis quien se alejó y regreso sólo para decirme al oído:
-Sigues siendo esa persona desde entonces

Y se alejó.

La frase que por años me había aprendido, que había ensayado para un día, si lo encontraba de nuevo, le diría, se me olvidó por completo y me pareció estúpida...

Fué como quitarme un vendaje y revisar la herida, pero me dí cuenta que no había nada que revisar, siquiera una mugre cicatriz; lejos de sentir un alivio, sentí nostalgia, añoranza por algo que creí, carcomía mis intestinos, pero no.

Entonces, me dí cuenta que puedo estar bien, pero queda un dejo de melancolía por liberar un dolor que completa mi estado semi-dizque-sadista. Ya no sé de quién sea esta historia dolorosa.

Durante todo el trayecto, recordé una vieja escena entre Alexis y yo, compartiendo los audífonos de nuestros viejos walkman oyendo un viejo cassette suyo y que fue nuestro soundtrack por un tiempo; había olvidado por completo una rola noventera que me encantaba y de vez en cuando, Alexis tocaba en su guitarra...

Y de otra, que grabó sólo un fragmento del radio:

2 buzón de quejas:

Anónimo dijo...

puff!

no me puedo imaginar la historia, lo peor a mi parecer, fue el detalle de la memoria fotografica

yo siempre digo que el destino juega sucio y nos pone pruebas dolorosas

y la cancion, yo la escuche justo en esa transmision y recuerdo que llore, ely es la onda

atte.
karis

Malayerba Dárgelos dijo...

Karis:
La historia es real... y si ely es la onda.

Gracias por el comentario.