20 de febrero de 2010

Chunche Chachachá.

Combo doble.

Hace unas horas, me enteré que Sabo Romo había sufrido un infarto; no puedo confirmar la noticia aún porque, sencillamente no hay algo sobre esto, espero no sea cierto, pero si sí, buena vibra para que salga adelante.

Y siendo un pilar importantísimo en la historia del rock mexicano, una rola llena de poesía, dolor y amor encabritado... intensa pues, una de mis favoritas de yasabenquegrupo:




Como ya me es costumbre, me la pasé escuchando a Julia Palacios, en su muy bonito programa ObladiOblada (y como ella confirma, dicha canción es la más infumable de los 'bitles'), se la pasó homenajeando a My Sharona, ya que su autor murió el día más meloso en el calendario post-azteca (pues no creo que los Aztecas se las gastaran con una celebración tan chafa); pero a mi parecer, le faltó una versión totonaca que, me recordó esas andanzas vikingas inolvidables en el santuario del Bull... cuando este grupito de 'aficionados' se las gastaban tocando nuestros gustos culposos, terminábamos gritando sudando y saltando sin control (amooo a Brian Amadeus!!! por cierto) y al tratar de abrir mi puerta, nomás no me atinaba a la cerradura; hace justo (santa cachucha!!!) 10 años... qué buenas pedas!!! (no porque sepa, me han contado), el one hit wonder por excelencia:

11 de febrero de 2010

De ahí en adelante...



Tuvo 2 hijos, escribió unos 3 libros, contribuyó a la historia de la nación, sembró más de un árbol; tenía una hermosa familia, tenía por esposa a una invaluable mujer... prácticamente lo tenía todo.

Y al final, terminó en una caja (de caoba, pero caja al fin), entre cuatro muros sellados con cemento; fue uno de los cortejos más concurridos que he visto, incluso las calles cerraban su paso para que él llegara a su destino último.


No recuerdo la última vez que la familia se reunió por completo, pero estábamos ahí, apoyando, unidos, incluso perdonando ofensas del pasado ante la pérdida de un miembro querido.

Pudo tener sus fallas, como todo ser humano; pero se pidió recordarle por lo bueno que hizo en vida y por eso, es respetado, admirado e hijo pródigo.

Pero estábamos ahí... las 4 generaciones de una familia que lucha por seguir unida, más en los momentos difíciles, en donde no se tienen más palabras que 'aquí estoy'; era una imagen entrañable, mi abuelo, mis tíos, mis primos y los hijos de ellos, hubiésemos querido que no fuera en una situación así, pero pasó, pasó para demostrarnos que aún con el pasado a cuestas, con las fallas cometidas y por los lazos que nos unen... seguimos siendo una familia.


Desde una esquina, contemplaba como cada quien enfrenta a la Muerte a su modo; unos llorando, otros rezando para sus adentros, otros más platicando de los buenos momentos; otros más, conteniendo el llanto o las muecas de dolor; uno más parado ante el ataúd, grabando las facciones que ya no mirara; o unas pequeñas caritas llorosas diciendo: adiós abuelito!

Alguien, se hacía a la idea de afrontar la soledad, de empezar a vivir su vida, a saberse libre de hacer lo que quisiera, de ver su cama tan grande... de decidir por sí misma.

Hace unos años, mi miedo a morir desapareció y cada que alguien se va, prefiero tener la certeza de que está mejor y sólo es cuestión de tiempo para reencontrarnos.

Lo entendí cuando Mariana me habló en esa carta de la secundaria, cuando a Hugo le dispararon a quemarropa, cuando a mi adorado Rodolfo se lo comió el cáncer, cuando a Guadalupe las llamas la alcanzaron y sé que están realmente mejor.

¿Cuándo perdí ese miedo? Ya no recuerdo, tantas veces he estado al filo que prefiero no pensar en eso. De ahí mi intensidad, mi pasión a veces desmedida, por defender causas perdidas, por defender quien soy, de no cuantificar mi amor y mi fidelidad.


A veces, pienso que caminamos juntas, a cada paso, que en cualquier momento volteará y me dirá es hora; al igual que Macario, me uniré a ella, porque es la única justa en este valle de lágrimas y porque es la única que al final del camino, nos brinda una sonrisa... de ahí en adelante.


Y porque en el fondo le admiraba su sapiencia, su dedicación al conocimiento y su afición a platicarme de la maravillosa simpleza de los Beatles, de esa última canción que escuchamos juntos...

6 de febrero de 2010

Anatema 700... 1


"El latido fétido."

No era cosa de Dios, ni del Diablo...

Aparentemente.

Recuerdo el día que lo conocí, desde ese instante sabía que era el indicado, lo sabía, lo sentía y no dudé. Miré sus ojos resplandecientes, tanto como el sol en su silueta. Cómo me miraba y me dejaba aprisionar entre sus brazos sin poner resistencia.

No recuerdo otro momento en mi vida en que me haya sentido tan bien, tan feliz.

Hablaba de su vida, con aspecto trágico; tal vez, creía que el destino era sumamente malvado con él, con muchos obstáculos y resentimientos. Yo deseaba protegerlo, cuidarlo y procurarlo. Tal vez, necesitaba de alguien que lo comprendiera, lo apoyara y le amara incondicionalmente; mi instinto necesitaba protegerlo.

Y no dudé, jamás dudé; de lo que decía, de lo que veía, de él.

Era amor, es amor; sembrado en mis entrañas, que va más allá de mi corazón, de mi mente, de mis pensamientos y de mí. Hace tiempo que lo esperaba, esperaba el momento de drogarme así y dejarme llevar por ese poder. De hacer locuras por amor.

Los demás hablaban de sus 'locuras', no entendía, no sabía a lo que se referían; ahora tenía una historia llena de 'amor'. De lo afortunado de encontrarnos en el mismo camino, de mirarnos justo en ese momento, de aquél primer contacto con su piel y el estremecimiento de mi estómago al tenerlo de frente y abalanzarme a él, con todas mis fuerzas y ganas de entregarle el alma, lo que tenía almacenado en todos y cada uno de mis poros, de mi cuerpo; de poseerlo apasionadamente mientras pudiera, ¿Qué podía hacer yo sino entregarme por completo?

Pero un día, cambió; algo en él cambió y quería explicaciones, quería saber qué había hecho mal, que tenía que corregir, si ya no le era hermosa, si ya no le gustaba. Tenía que ser yo la que estaba mal, seguramente ya no me arreglaba del mismo modo o había comido demasiado; algo tenía que hacer.

No podía dejar escapar ese amor, ya no podría vivir sin él; ya no podría salir a la calle sola, no podría aguantar el no pensar en alguien cada mañana, ver a mis amigos felices con sus historias y seguir siendo la que no tenía una qué contar...

Tendría miedo de sentir la cama tan amplia, de no tener a alguien para quién arreglarme y sentirme deseada y amada...

Sé lo que piensa, que es baja autoestima (no me mire así, por favor), es sólo que esa dependencia a tener a alguien por quien preocuparte, a quien llamar sólo por oír una voz ajena a mis lazos sanguíneos, de hablar con alguien con quien no tuviera al mismo tiempo mi período (alguien que no entendiera de cólicos y lloriqueos por nada), de querer iniciar una pelea para esperar una reconciliación desnuda.

Tal vez, ya estaba harta de mi libertad y quería a alguien con quien compartirla... ¿Acaso la soledad le interesa?

Ya no querría mis labios inmaculados, mi tiempo libre, mi masturbación a solas... no querría dejarlo ir y que se me escapara de las manos todo ese amor.

Lo sé... no pensé, sólo lo hicé y lo volvería a hacer; si con eso se me garantizará que tendría de nuevo esos días a su lado.

¿Amor? ¿Si fue por amor? ¿Por qué otra cosa sería sino amor? No me mire como si estuviera loca o desquiciada, porque no es así, simplemente lo hicé por amor. Porque él me amó, seguro que sí me amó.

_____________

El amor tiene varias caras, queremos pensar que es el motor que mueve al mundo; pero es malvado darnos cuenta cómo lo hace.

Sin embargo, nos mueve a todos, todos lo deseamos, lo buscamos y tratamos de mantenerlo a nuestro lado.

¿Quién puede tener la certeza de identificar hasta dónde se puede actuar por amor? ¿Cuándo es que algo tan sublime se convierte en un demonio interno que carcome y corrompe?

Y cuando ese demonio actúa en nosotros, jamás imaginamos el poder que ejerce, el daño que puede producir y nos produce; porque algunos gritan que el amor duele, nos pega en lo más vulnerable de nuestro ser y jamás tenemos la defensa perfecta ante él.

Puede ser uno de los demonios más crueles y perversos; puede ser lo más sublime y poderoso o todo lo contrario...

lo hacemos por amor.