15 de febrero de 2009

Mercado indie.


Hoy ando en un estado raro (más que de costumbre); por lo general, tomó mi rockola personal y me armo mi propio tracklist (el blog donde me explayo al incluir música), todo iba bien hasta que noté que ciertos posts ya no pueden escucharse, motivación para investigar que rayos pasaba...

Resulta que, al parecer (y perecer) las compañías discográficas grandes están poniendo de moda las cintillas de "desactivar inserción por solicitud", más o menos esa es la leyenda que muchos tracks en Tutubo están portando (cual tendencia fashionista), algunos críticos han declarado que es una estrategia para ya no piratear música por la web (¿?), tal cual manejando la situación de comercialización legal o ilegal de música, se verá redituado a un plazo de 3 años, como el regreso del negocio musical.

Yo, simplemente me reí de tal 'estrategia mercadológica', ya que ahora resulta que los cibernautas somos una bola de amantes bandidos de la música y buscamos aniquilarla a cuanto nos sea posible.

Me basta con decir que, si el negocio de la música se encuentra cómo está, es enteramente la culpa de dichas discográficas que saturaron el mercado con la porquería de música que hasta hace unos años se daban el lujo de vendernos a precios exagerados, con productos plásticos (en todos los géneros musicales) que al llegar al segundo o tercer track, concluíamos que habíamos malgastado nuestro dinero y nos arrepentíamos de comprar cds.

Aquí los beneficiados eran por completos aquellos 'piratas visionarios' que optaron por no pelearse con la tecnología, sino todo lo contrario; se aliaron con ella, la explotaron y la innovan constantemente, formando con tremenda rapidez esos artilugios que considero de culto (por la inmensa variedad y propuesta): los mp3.

Donde, en lugar de ofrecer 13, 15 o 20 tracks (en los más sofisticados); ofrecen una variedad de hasta 300 tracks por escoger. En un principio, este recurso sólo era explotable para Pc's y Mac's, que sólo se valían de un reproductor de música para adueñarse de la música que habían adquirido a módicos precios. Los consumidores, pagaban por el éxito radial, por la canción que escucharon en una fiesta y no le interesaba saber más del artista, se ahorraban del arte anexo porque en realidad, jamás le interesó.

Poco a poco, las tiendas de discos eran menos asiduas en una salida, el comprar un disco pasaba de ser una necesidad a un lujo, o simplemente, no valía la pena comprar todo un disco completo por una canción, la de moda, la que se oía en la radio, la del bailecito, la del video, la que sólo se te pega en la cabeza un rato y es fácil desechar; lo mismo pasaba con las 'grandiosas propuestas' que estas discográficas querían colocar a como diera lugar.


El rito de buscar música se volvía una práctica decepcionante.

Lamento decirles que hoy, el público les está cobrando la factura. Satanizaron a la tecnología, la masacraron y a estas fechas, pocos serán los usuarios, que no han bajado su canción favorita de la web, conocieron artistas que cumplen con sus propios requisitos musicales y desecharon su 'basura plástica comercial'; a eso le llamo: karma.

Al parecer, en enero del 2009, las leyes que antes no alcazaban a proteger 'sus intereses' fueron modificadas a tal grado que ahora es posible, mediante recursos legales parecidos a una difamación o daños a la moral (es decir, recursos que más bien competen a la jurisprudencia de los afectado$) es posible presentar el argumento de Copyright para proteger todo aquel material del cuál se adueña la discográfica como material del intelecto auspiciado por el patrón; lo que equivale a decir, que los ejecutivos de 'X' compañía discográfica multinacional, se la pasó ensayando, grabando pistas y ejecutando la canción en vivo y a todo color.

Un ejemplo de todo lo contrario (y por lo cuál, son los artistas que argumentan por otra clase de promoción para su material) es el presentado por el grupo: The Strokes, quienes son dueños de todo su repertorio musical y las discográficas tienen que pagar los derechos correspondientes a la comercialización resultante, sin violar los derechos de autoría del artista, el cual a última instancia 'decide' si su material es distribuído de tal o cual manera, si se reproduce en su totalidad o parcialmente, si forma parte de campañas o soundtracks, si se presta la grabación para compilaciones, entre otros.

Es un secreto a voces que por cada disco que se venda, el artista sólo recibe el 10% total del costo del mismo (si le va bien, podría ser menos); es decir, si un cd cuesta $150 pesos en promedio, el artista sólo recibirá $15 pesos, por su trabajo. El resto queda entre compañía discográfica y la compañía que distribuye (osease, costo de aparador).

Lo que realmente mantiene al artista son las presentaciones, conciertos, tocadas privadas, colaboraciones que pueda hacer, porque es dinero que le llega directamente; las promociones por lo general, se hacen por bajos costos o de a gratis.

De ahí que Myspace, Youtube, Facebook y demás redes sociales son invadidas por artistas para darse a conocer, promocionar el material que producen y promocionarse ellos mismos, buscando siempre formar una base de fans que les soporten el éxito de boca en boca.

Ahora resulta que son las compañías discográficas quienes buscan emboscar este medio/puente que el artista ha logrado crear con el público, sancionando la libre distribución de la música y los videos; no dudo que habrá personas que quieran lucrar con este medio y bajen música para venderla sin pagar impuestos, pero la gran mayoría, tenemos un vínculo que nos facilita escuchar música que incluso no ha llegado a nuestro país, que no escuchamos en la radio por no representar un 'éxito comercial' y están bloqueando su acceso indiscriminadamente.

Este movimiento es apoyado por artistas que ya no necesitan de medios posibles para darse a conocer (según, 'sus intereses' se ven afectado$$$), pero que será de aquéllos que ven en la tecnología, un recurso harto viable para dar a conocerse en todo el mundo.

Y uno de los motivos por los cuales me place en presentarles el apartado de Mercado indie, es precisamente para retroalimentarnos con las nuevas propuestas que musicalmente surgen en todas las latitudes del globo terráqueo.

Así que, presentada esta protesta/denuncia/llamada, puedan formarse su propia opinión y exijan el valor de su dinero y gustos, en estos tiempos difíciles de crisis.

0 buzón de quejas: