22 de marzo de 2010

Anatema 700... 2


Atenea / Afrodita.

era el halago o la presunción...
era sólo el poder.


Yo estaba ahí... él, lejos; tal vez a kilómetros de distancia, con otro rostro en la mente, pensando que no me daba cuenta.

Al principio era un golpe a mi orgullo, necesitaba tenerlo por completo, aunque fuera por unas horas; sin embargo, sus caricias, besos, miradas y entrega denotaban mucho más de lo que trataba de controlar. Hombre al fin.

Cree tener el control y eso me enternece; el tema del poder le interesa, le intriga y pretende no importarle... como lo dije: me enternece.

Y del mismo modo, me da rabia tener por entendido que hay alguien más; alguien con quien jugar el resto de lo que hay entre las dos.

Por un momento, pensé que estaba celosa de ella; pero después de múltiples visitas a su lado, de horas a su lado, entendí de un modo enfermo que sí lo estaba... estaba celosa de ella; pero no por él, eso lo hubiera hecho más simple y fácil, estaba celosa de lo que ella provocaba en él

Ése era el poder que realmente me interesaba; me carcomía saber que las cosas no fueron así conmigo. Mujer al fin.

Hasta que un día, sin esperarlo y entre líneas, me dio el poder...

Ya no me importaba ser la única, tenerlo por completo; tenía lo que tanto quería: el poder en sus instintos.

A ella le dejo lo demás y que lo aproveche, que tenga el lado luminoso; yo quiero el lado oscuro.

Que ella sea su Atenea...

Claro me quedó que soy la Afrodita, que sea él quién luche con eso.

Que ejerza el poder que tanto lucha por ignorar: razonando.

Yo quiero el otro poder, lo tengo por completo; si no... él ya no estaría aquí.

Así, ¿Qué más Poder que ése, desearía?





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