6 de marzo de 2010

16 de nuevo...


Hace unas semanas, mi hermana y yo nos fuimos al concierto de Panteón Rococó.
Hace unos días, ví algunos de los videos que tomó. Cierto es que, me sentí otra vez de 16 y fué raro; porque tal cual diría Cindy:
-"Eran de tus tiempos, ¿verdad?"
Aunque me enoje, tiene algo de razón; posible es que a su edad, los escuchaba. Regresando a la tocada mencionada, fue un sentimiento raro sentir nostalgia por aquellos días.
Días en que, mis gloriosas botas mineras, camisa de franela a cuadros y walkman en mano juntos, nos encaminábamos hacia la Voca 1 y a media mañana, llegaron los famosos porros a sacarnos 'por las buenas' e iniciar el ritual de la quema del Puma.
Entonar cánticos y brincar sobre el 'cadáver' de un Puma, golpeado, capeado y ardiendo. Sonar del himno del IPN... toda una bacanal!
Fue la primera y última quema digna que viví en ese entonces, como novatada nos subieron a un camión 'secuestrado' y nos bajaron a la avenida paralela después de un rondín clásico por todo lo que abarcaba el Bosque de Aragón y casi estamparnos en un poste.
Y podría pasarme horas platicando de las experiencias del bachillerato, pero no; sólo importa mencionar que hace unas semanas, recordé intensamente cuando tenía 16 y nuevas cosas aparecieron en mi vida.
Mi amiga de toda la vida, mis constantes roces con el lado oscuro, mi etapa grillera y Julio...
Fue una lástima que mi hermana no se percatara de mi slam y le fuera inadvertido, ver a la gran concurrencia bailando como entonces, como si todos nos hubiéramos transportado en masa y los años se detuvieran por unas horas; parecía que en algún momento compartimos aquellos pupitres aprendiendo a enfrentar un mundo avasallante en ritmo; que admirábamos el mismo graffitti en el muro que antes era intocable; como si todos recordáramos las andanzas en el Chopo, Coyoacán y Balderas; como si estuvierámos de nuevo en aquellas tocadas brincando, cantando y bailando ska.
Me pregunto si aún ese espíritu combatiente nos pertenece o pasamos al bloque que creíamos jamás alcanzar sin darnos cuenta. Cuántos habremos guardado las camisolas en el clóset y las botas en una caja sin querer.

Sí! De nuevo tenía 16 y el ambiente se olía, se sentía y se veía como en aquellos días.



pd. en ésta también estuve y casi me disloco el cuello.
pd2. así era el arte en este post... todo fumado.

0 buzón de quejas: