30 de octubre de 2009

Wild horses.


"I have my freedom but I don't have much time."

Por fin, nació Emiliano y el panorama se aclaró.

Soy una impaciente nata y eso me acarrea muchas frustaciones; todo lo quiero a la brevedad, no tengo sentido del tiempo (para lo que me conviene...) y eso es difícil de manejar. Mucho se me ha insistido en poner en práctica eso de la PACIENCIA, pero a veces me vale gorro.

Sería pretencioso decir que trato de mejorar en eso, pero soy impaciente para ver los resultados; sin embargo, cada que se me restriega en la cara que todo tiene su tiempo, espacio y propósito, me siento plena, motivada y con la firme convicción de que todo estará bien.

Octubre tuvo un cierto sabor agridulce amargocondimentado y la luna no fue del todo bella. llovió a madres y volvió la influenza; ya acabó.

Mi espacio vivió un torbellino de limpieza y depuración que maravilló la falta de apego; desaparecieron toneladas de souvenirs pasados de moda e innecesarios; pero aquí en corto y entre nos, aparecieron 2 artículos que habían sido olvidados por mí entre montones de cosas.

La primera de ellas apareció toda polvosa y arrumbada en el fondo de un cajón, cuando la ví grité de la emoción y se me hizo un nudo en la garganta; era la carta de una amiga de la adolescencia que falleció hace años.

La segunda, me recordó una vieja aficción-adicción-placer que hace años no practico. Me sentí mal por darme cuenta que por cosas erróneas, dejé de lado lo que me inspiraba realmente.

No sé si este tipo de reencuentros les hayan ocurrido, son emociones profundas, confusas y extrañas que dejan un dejo de tristeza, nostalgia y coraje; tal vez porque cuando nos damos cuenta, resultan tan claras y tan obvias que las pasamos por alto.

Hay días que extraño la que era hace unos años, cuando mis prioridades no eran tan vanales ni vulnerables al ritmo de la economía... extraño mucho esos días; tengo el presentimiento de que se me presenta una oportunidad y la tomo.

A veces, regresar a lo básico es lo mejor.

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